Sala de Prensa Riviera Nayarit
Una celebración Nayarita reconocida en México y el mundo
Algo totalmente distinto, joya cultural y llena de misticismo, color y símbolos encierra la festividad en Jesús María, Municipio de El Nayar en Nayarit.
Al igual que una de las tantas piedras preciosas con las que cuenta la Riviera Nayarit, las comunidades indígenas de la Sierra del Nayar, se unen para exaltar elementos del catolicismo a los que añadieron un significado compatible con sus códigos preexistentes, con El Costumbre, resultando, si se puede decir, un catolicismo cora. Así, múltiples ceremonias se modificaron y adaptaron para recrear su propia cultura, entre ellas La Judea.
Para llegar a territorio Cora existen dos opciones, por tierra y aire. La primera, saliendo desde Tepic, la capital del estado, implica 11 horas de recorrido por tramos de asfalto y gran parte de terracería, donde el polvo es amo de todo lo que la vista permite ver. En avioneta, saliendo desde Santiago Ixcuintla, el tiempo de vuelo es de 25 minutos aproximadamente y la vista es hermosa. Existen 18 aeródromos, uno para cada región y en total se recorren 187 kilómetros en carreteras rurales.
Después del recorrido viene lo especial, diferente durante esa semana mayor. En ocho días los coras se transforman en diferentes personajes: judíos, fariseos, moros, demonios blancos y negros, borrados, dobles de Cristo para llevar a cabo el ritual de Semana Santa, que se manifiesta en procesiones, luchas cósmicas y ceremonias diurnas y nocturnas que se ejecutan bajo un orden preciso. Al paso de los días las autoridades civiles ceden al grupo ceremonial de los centuriones el control del tiempo, del espacio y de la vida pública de las comunidades.
Los judíos, los demonios, se ‘borran’ (es decir, cambian su personalidad) pintando su cuerpo con ceniza de olote quemado para constituir una autoridad temporal y para personificar justamente a aquellos indios en guerra del pasado. Llevan un emblema-machete y al son de flauta y tambor ejecutan danzas guerreras, emiten gritos y alaridos, hacen sacrificios simbólicos y bromas de todo tipo, combaten y danzan para protagonizar -en tanto estrellas- la lucha cósmica. Es una etapa de la celebración en la que ‘el mal’ pone en peligro la armonía cósmica: persiguen al Cristo Niño o Cristo Sol y, después de múltiples intentos, el viernes santo logran capturarlo y simbólicamente le dan muerte.
El Sábado de Gloria la situación se invierte. Cristo resucita, los demonios se autodestruyen y regresan al río, de donde habían salido al principio de la ceremonia. Se lleva a cabo la restitución de los poderes a las autoridades civiles y finalmente, la paz y el equilibrio vuelven al pueblo una vez que se lleva a cabo la última procesión al templo católico, la cual es presidida por Cristo, la Virgen María y San José, además de los fariseos, los judíos, los músicos y la gente de la comunidad.
Aunque es difícil captar imágenes por la negativa de los Coras y sus creencias, presenciar esta fiesta antropológica y cultural, es todo un agasajo. Existen un par de estancias y hasta el mismo templo de Jesús María y José permite a algunos visitantes pernoctar. Puentes colgantes, vegetación, sabores tradicionales, artesanía y monumentos comunes conforman el atractivo del lugar.
Sólo aquí en la Riviera Nayarit se puede ser testigo de esta expresión cultural de valor excepcional por su permanencia a través del tiempo, por su sincretismo cultural, por su impresionante riqueza simbólica -en los personajes, el uso del espacio y la relación con los dioses y con el ciclo agrícola-, por su expresión simbólica artística -en las pinturas corporales, máscaras, música, danzas- y finalmente porque es la celebración fundamental en la reproducción de la identidad del pueblo Cora. Una cara distinta e interesante que conocer además del confort de otras opciones dentro de la misma región. Riviera Nayarit es también cultura.
